Red Bull Racing busca extender el liderato que tiene en el campeonato de pilotos y escuderías de la Fórmula Uno respectivamente con un triunfo en la edición 2022 del Gran Premio de Mónaco.
La carrera en las calles de Monte Carlo es una de las más icónicas y donde la escudería austríaca siempre ha tenido buenos resultados.
Para celebrar estos logros, los miembros del equipo han ido a una zona exclusiva que está cerca de la pista y cuenta con una piscina.
Tras tres años de ausencia, la zona de celebración regresa para que Sergio ‘Checo’ Pérez, Max Verstappen y los miembros de Red Bull puedan festejar en caso de obtener un buen resultado en el GP de Mónaco 2022.
La escudería presumió el regreso de este lugar en sus diferentes cuentas de redes sociales; tardaron tres años debido a la pandemia de coronavirus, en 2020 no hubo carrera en Mónaco y en 2021 por las restricciones sanitarias impuestas por el gobierno del Principado.
¿Por qué es famosa esta zona?
La zona se volvió famosa desde los primeros años de la escudería en la Fórmula Uno, ya que en 2006 hubo un momento que marcó un antes y un después en su historia.
David Coulthard, piloto británico, fue el primero en subir al podio con Red Bull cuando lo hizo en el GP de Mónaco 2006 y Christian Horner, director del equipo, había prometido previo a esa carrera que si lo conseguían, se aventaría desnudo a la piscina.
El directivo cumplió su promesa, aunque con una modificación ya que saltó a la alberca con una capa roja para no estar totalmente desnudo; la capa era parte del patrocinio que había firmado la escudería con Warner Bros. para promocionar el estreno en el cine de “Superman Regresa”.
12 años después, la piscina volvió a ser parte importante de otro logro de Red Bull porque Daniel Ricciardo consiguió su primer triunfo en Mónaco en 2018.
El piloto australiano había perdido el liderato de la edición 2016 de la carrera y eso había sido uno de sus mayores remordimientos, y pudo conseguir el triunfo hasta 2018, por lo que celebró esto al aventarse a la piscina.
Pero Ricciardo no lo hizo de una manera tradicional ya que se paró enfrente de la piscina y se dejó caer con los brazos alzados para mostrar que se le había quitado un peso de encima después de lo sucedido en 2016.