He escuchado un par de veces a Ricardo La Volpe decir que en México no existe presión para el futbolista.
Palabras más, palabras menos, el ‘Bigotón’ ha comentado que, a diferencia de Argentina, los futbolistas en México pueden perder 3-0 y seguir dando autógrafos o tomándose fotos.
Es verdad, en México, salvo un par de casos que recuerdo, el reclamo de la afición a sus futbolistas no pasa de unos abucheos o mentadas desde la tribuna.
Incluso, minutos después, esos que abuchearon, piden autógrafos.
La afición mexicana es extremadamente noble.
Dejo claro que jamás animaré a nadie a la violencia, pero, quizá, sería bueno que el aficionado mexicano deje de ser tan apapachador, sobre todo el que vive en Estados Unidos. Y esto también incluye a la prensa.
El futbolista, sobre todo el seleccionado mexicano, no puede ser alcahueteado por los aficionados, mucho menos después del ridículo en el Mundial, los bofetones ante Estados Unidos o la reciente vapuleada ante Uruguay.
Insisto, no se trata de ser violento, pero tampoco de ser solapadores de unos sujetos que no entregan buenos resultados y que en varios casos van por la vida con una insólita arrogancia.
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