Al Gato Ortiz le salió muy cara la decisión de haber marcado aquel polémico penal en la Final América - Cruz Azul, tan cara que será recordado para siempre como el árbitro que le regaló el título a las Águilas. En pocas palabras, ya tiene su lugar asegurado en el basurero de la historia del fútbol mexicano.
Han pasado varios días desde aquel controvertido partido y es impresionante ver en redes sociales el desprecio que aún tiene un elevadísimo porcentaje de la opinión pública hacia el silbante.
Archundia podrá saltar en su defensa y darle mil reconocimientos más, pero para la mayoría de la gente el Gato Ortiz es un ser ruin, por decir lo menos.
Aclaro, porque nunca falta el tontito, que no estoy calificando ni acusando al Gato Ortiz de nada, estoy explicando las consecuencias de su decisión y la percepción que tiene mucha gente de él.
Su caso es similar, o quizá peor, al de Joaquín Urrea, el árbitro al que aún después de su muerte se le recuerda como el que le regaló el título al América a mediados de los 80.
Me causa una enorme curiosidad ver cómo lo recibirá la afición que obviamente no sea del América, en el siguiente torneo y espero que por sentido común y hasta por su seguridad nunca más le vuelva a pitar a Cruz Azul.