Es claro que Armando Archundia, presidente de la Comisión de Arbitraje, tiene como su nene consentido al ‘Gato’ Ortiz. Le dio la Final pasada, lo defendió de las críticas, lo nombró Mejor Árbitro, etcétera, etcétera.
Desconozco la razón por la que Archundia tiene tanto amor por el ‘Gato’ Ortiz, pero si de verdad quiere hacer algo bueno por su árbitro, en lugar de abogar por él, será mejor que le dé unas largas vacaciones y lo mande a terapia.
Lo anterior no lo digo de manera ofensiva, lo digo porque después de ver la actuación del ‘Gato’ Ortiz en el partido Mazatlán-Pachuca es claro que el silbante no anda bien.
No voy a discutir si las tarjetas rojas que les mostró a Salomon Rondón y Gustavo Daniel Cabral fueron correctas o no, pero sí voy decir que su reacción al empujar al defensor Tuzo deja claro que su estabilidad emocional no es la mejor.
Después de la Final América-Cruz Azul, el ‘Gato’ Ortiz se convirtió en el enemigo público número uno del fútbol mexicano y es evidente que eso lo ha afectado, su reputación está hecha trizas y todo lo que haga será observado con lupa.
Por eso, lo mejor que puede hacer Archundia por su nene consentido es desaparecerlo del mapa por un rato y mandarlo con un especialista para que lo estabilice emocionalmente.